viernes, 22 de febrero de 2013

Eutanasia







Eutanasia
 
 



E
n el mundo de las mascotas, la práctica de la eutanasia es un asunto más corriente.  Sacrificar a un perro viejo o un gato enfermo no genera mayores conflictos éticos: no hay duda cuando se trata de evitar largas agonías o sufrimientos inútiles a un animal. En las clínicas veterinarias, justo una parte de los ingresos cotidianos tiene su origen en esta práctica de ayuda al bien morir, compasiva actividad en la que al medico no se le reclama la extinción del paciente, si no que se le pide y hasta se le agradece.
Como simple ejercicio, haga una encuesta entre sus amistades. Pregunte cuantos de ellos optarían por sacrificar una mascota muy querida que, por edad o por enfermedad lleva una vida de sufrimiento que no solo no mejorara si no que cada día estará peor. ¿Qué proporción de sus amistades o parientes decidirán hacer uso de la eutanasia para su animal de compañía? 
Cuando hablamos de eutanasia para seres humanos las cosas son muy diferentes. De ninguna manera se trata de establecer equivalencia entre personas y animales si no de detectar las distintas dimensiones que se juegan en la eutanasia, entendida como la acción de acortar la vida de un enfermo incurable, con objeto de evitarle una agonía prolongada.
Quizá el problema no solo sea solamente humanitario: hay muchas otras variables que se ponen en juego y hacen de este un problema muy complejo. Hay un criterio medico, un sistema de valores, tradiciones culturales, leyes, política, RELIGIÓN e influencia de la misma sociedad.
También existe un principio moral. Precisamente un logro de la civilización ha sido el de garantizar la vida, aún aquella de los que se encuentran en  desventaja, donde se incluye a los enfermos y a los desvalidos. En tiempos remotos la naturaleza hacia su trabajo mediante la selección de los más sanos y los más fuertes. Las sociedades modernas garantizan la supervivencia de muchos que,  en otras condicione, quizá no habríamos oportunidad alguna.
No cabe esperar tampoco respuestas o propuestas claras de políticos y legisladores que en casi ningún país del mundo. En primer lugar porque no resulta prioritario en lo económico, en lo electoral o en lo estratégico. En segundo termino, porque los temas difíciles y controvertidos, como lo es el de la eutanasia, con gran facilidad deterioran la imagen y daña la popularidad. Si atendemos a la relación beneficio – costo o riesgo – ganancia, salvo situaciones coyunturales, pronunciarse en por o en contra de la eutanasia equivaldría a una muerte política. Así las cosas, es la sociedad en su conjunto la que debe empujar los debates necesarios, pero la pregunta es: ¿cuándo estaremos preparados para hacerlo?


Mi opinion personal


Si en dado caso esta persona tuviera vida vegetativa, estuviera parapléjico de todo sus cuerpo o estuviera sufriendo por una enfermedad incurable; el médico me dice que hay que desconectarlo por que su caso es irreversible. ¿Lo haría? En caso de mi madre, aceptaría pues ella tiene esa ideología de ceder el lugar a alguien que pudiera tener más oportunidad de sobrevivir, y en caso de mi amiga seria una decisión propia de su familia, así que yo tendría que respetar su opinión.

¿Estoy a favor de la eutanasia? Solo en algunos casos pues, algunas ocasiones, el enfermo ya no tiene cura, así que con dicho proceso evitaríamos prolongar su sufrimiento y quizá alguien más pudiera usar los medicamentos o el tratamiento, pero cuando aún se pudiera remediar su mal, la eutanasia no seria una vía para sanar su malestar.

¿Cómo influye mi familia en mis decisiones, respecto a este tema? Ellos apoyarían mi decisión pues es un tema donde todos estamos involucrados y tenemos estar preparados para algún momento así, principalmente por mi papá, pues el esta muy expuesto a accidentes por su trabajo lo que pudiera dejarlo parapléjico, y antes de tomar la decisión pasaríamos tiempo con el.

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